EXTRAIDO DEL LIBRO: “EL DRAMA DE LA AUTONOMIA MILITAR ”
AUTOR: PRUDENCIO GARCIA MARTINEZ DE MUGUÍA, CON
PROLOGO DE ERNESTO SABATO
EXCEPECIONES
MILITARES EN EL PROCESO DE 1976
LOS “33
ORIENTALES”: MILITARES ARGENTINOS “NO COMPENETRADOS CON EL SENTIR INSTITUCIONAL”
El caso mas
notable, por su carácter colectivo, es el de los llamados “33 Orientales”
(denominación tomada de un episodio histórico del siglo pasado). En noviembre
de 1980, en plena dictadura militar y recién asumida la presidencia de la Tercera Junta Militar por el
general Leopoldo Galtieri, se comunico a 33 jefes y oficiales del Ejercito
Argentino (de graduaciones entre teniente coronel y teniente) la resolución de
su pase
forzoso a la situación de retiro. Por tal comunicación individual se
les hacia saber, a cada uno de los afectados, que había sido calificado de “inepto
para las funciones de su grado” por el motivo siguiente: “haber
suscitado en la superioridad el convencimiento de que su permanencia en
situación de actividad perjudica la cohesión espiritual de los cuadros, por no
encontrarse adecuadamente compenetrado con la filosofía y el sentir
institucional del Ejercito”.557
Sin
embargo, la decisión de separar del servicio activo a este grupo de militares
profesionales no puede calificarse como una precipitada decisión de la recién
llegada Tercera Junta, sino que fue la culminación de un largo proceso de
selección iniciado largo tiempo atrás. Tal como señala el analista Pablo
Mendelevich, los integrantes de este grupo, “mayoritariamente peronistas, se
distinguieron por desafiar en conjunto el autoritarismo militar frente a la sociedad,
y los informes de los servicios de inteligencia sobre los que se basó esta
decisión “se habían iniciado mucho antes del golpe de 1976” . 558
De hecho,
estos oficiales, ya en las sucesivas dictaduras militares del período 1966-1973
(Onganía, Levinsgton, Lanusse), habian venido manifestando, de una u otra
forma, su rechazo contra la dictadura militar como modelo de gobierno, máxime
en un período como el recién citado, cuyas sucesivas dictaduras tuvieron como
motivación principal el impedir el acceso del peronismo al poder. Según precisa
el citado comentarista:
“El núcleo originario de los 33 Orientales se
remonta a fines de la década de los sesenta, cuando varios tenientes y
capitanes que simpatizaban con el justicialismo(…) mantenían una tímida
actividad política contra la Revolución Argentina , nombre que recibía el
gobierno militar de entonces (el encabezado por el general Onganía desde 1966)”
559
El grupo en
cuestión –que nunca llego a constituir un colectivo organizado, pues sus
miembros sólo establecieron entre sí lazos de camaradería y coincidencia ideológica
- cesó en sus actitudes antigubernamentales a raíz de la llegada al poder del
peronismo tras las elecciones de 1973. Sólo dos años después, fallecido ya
Perón, pero todavía bajo el gobierno de su viuda, el general Jorge Videla asumía
en 1975 la jefatura del Estado Mayor del Ejercito. A partir de entonces (aunque
todavía bajo un gobierno peronista) los miembros del grupo empezaron a sufrir
crecientes dificultades en su ámbito profesional:
“Cuando todavía gobernaba la viuda de Perón,
fueron victimas en algunos casos de sutiles discriminaciones (…)
Particularmente, en las decisiones sobre destinos: con clara intención, el
grupo – que en buena medida se había relacionado merced a la camaradería
profesional – fue dispersado y casi todo sus miembros quedaron sin mando de
tropas.” 560
Dificultades
que, por supuesto, aumentaron considerablemente a raíz del golpe que llevó a
Videla a la presidencia de la primera Junta en marzo de 1976. Iniciada ya a
partir de entonces, con toda su crudeza, la represión desencadenada por “el
Proceso”, la situación de los miembros del grupo se hizo mas incómoda y
difícil:
“…sus
disidencias con los procedimientos de la lucha antisubversiva , y la
corrupción que se advertía en algunos niveles del gobierno, se tradujeron en
oposiciones personales, por cierto enmarcadas en la rigidez del mando militar y
más aún del terror impuesto, también filas adentro, por el Proceso”. 561
A los largo
del año 1979, y todavía bajo la Primera
Junta encabezada por el general Videla, seis de los 33 vieron
postergados sus ascensos que dentro de dicho año les hubieran correspondido de
forma normal.
Finalmente,
a primeros de noviembre de 1980, y ya bajo la Tercera Junta , se produjo el
paso final:
“El general
Leopoldo Galtieri estampó al pie del veredicto, surgido de la opinión de un
grupo de generales constituidos en “comisión secreta”, que analizaron los
informes de inteligencia sobre aproximadamente 100 oficiales poco
afectos a la represión ilegal encarada por el Ejercito.
El
resultado de dicho análisis sobre tales informes, acumulados en tantos años
sobre ese centenar aproximado de oficiales, fue finalmente la decisión de
separar de las filas a los 33 oficiales mencionados, manteniendo la continuidad
de los demás.
Bajo ese
argumento acusatorio que sirvió para retirar del servicio activo a aquellos 33
jefes y oficiales – “no encontrarse adecuadamente compenetrados con la filosofía y el
sentir institucional del Ejercito” – se ocultaban, de hecho, las dos
verdaderas causas de dicha resolución: por una parte, las convicciones
peronistas de no pocos de los implicados (dato venenoso, por aquellas fechas,
para los militares del “Proceso”, dadas las recientes experiencias de Cámpora,
Perón y su viuda), y, por otra parte, y muy principalmente, su rechazo a la
dictadura militar de las Juntas en general, y al carácter ilegal de sus
procedimientos antisubversivos en particular.
El
desenlace final del caso de “los 33 Orientales” llegaría cinco años después. En
septiembre de 1985, y al cabo de dos años de gobierno democrático, los citados
33 – todos ellos instalados ya profesionalmente en la vida civil – recibieron
del gobierno del doctor Alfonsín una reparación, aunque sólo parcial, de
aquella decisión que truncó su carrera militar: la rehabilitación y el ascenso
en un grado, pero sin reincorporación del servicio activo. Después, algunos de
ellos, como el Mayor Mario Rossi y el capitán Luis Tibiletti, asumieron, entre
otras importantes responsabilidades, la de asesores del Congreso, como expertos
en materia de Defensa.
PRUDENCIO GARCÍA MARTÍNEZ DE MURGUÍA
|